Unos 30 invitados vitorearon salvajemente cuando entró por la puerta y el caddie Sam Pinfold le entregó una botella de champán. En la cubierta trasera, Smith lo abrió y lo roció a la manera de un piloto ganador de Fórmula 1, empapando su caddie; mamá, Sharon; hermana Mel; y mejor amigo, Jack Wilkocz.
Smith, conocido como Smithy, Horse y Heff entre los más cercanos a él, señaló una gran hoguera en el patio trasero. Era hora, dijo, medio en broma, de que Wilkocz se ganara el sustento y encendiera a ese imbécil.
Es posible que haya visto a Wilkocz en la pantalla de su televisor el lunes. Hasta ahora ha operado mayormente bajo el radar, a pesar de ser una parte crucial del éxito de Smith. Wilkocz, el mejor amigo de su país durante mucho tiempo, se mudó a los Estados Unidos para ayudar a frenar la nostalgia que paralizó los primeros años de Smith en el TOUR. Ambos son tan australianos como parecen, y ahora están juntos en este viaje estadounidense.
No hay un título oficial para Big Jack, pero él es el experto en todos los oficios para Smith. Toma videos de swing para el entrenador del golfista en Australia. Ata palmeras sueltas en el patio trasero durante una tormenta de viento. Siempre está listo para una cerveza, un viaje de pesca o para patear un fútbol. Lo único que no es: un hombre que sí.
No son del tipo que muestran emociones, estaban llorando el lunes. Parte de eso era la semana que ya habían estado teniendo. La madre y la hermana de Smith estaban en la ciudad por primera vez en más de dos años. También lo era la familia de Jack. El reencuentro fue el centro de atención. La pandemia de COVID-19 aisló los viajes hacia y desde Australia, y Smith y Wilkocz, al no poder volver a casa, se apoyaron el uno en el otro más que nunca. En cierto modo, la victoria de Smith en Sawgrass se sintió como una recompensa por haberlo superado.
Son, para usar un término australiano, un par de bogans amantes de la diversión. La palabra se puede interpretar de varias maneras, pero en este caso es similar a bribones adorables. Son poco convencionales, un poco groseros a veces, sal de la tierra y muy divertidos. Cuando la fogata no encendió en la fiesta de la victoria de Smith, la madera se empapó con las tormentas que retrasaron el torneo, dio paso a una escena cómica.
En lugar de papel, leña y fósforos, Wilkocz encontró un soplete, creando montañas de humo pero un fuego mínimo. Su tenacidad estuvo a punto de dar sus frutos cuando Smith desapareció y regresó con un soplador de hojas. Lo encendió y avivó las brasas en llamas, y así tuvieron su hoguera en el patio trasero. Todos los tripulantes agarraron sillas y se pusieron en cuclillas alrededor de las llamas.
Fue aquí donde todos, incluido Smith, fueron presa fácil. En la tradición australiana de burlarse unos de otros, nadie se salvó. Pinfold, como residente neozelandés, recibió muchos beneficios. Pero él sabe cómo devolverlo. Las bebidas fluían y las risas se hacían más fuertes a medida que las historias se volvían más salvajes.
