martes, 3 de abril de 2012

Cómo distinguir un adicto al golf de un simple mortal

Valderrama en Sotogrande, Cadiz.
El Golf crea adicción como muchas otras aficiones occidentales, unas más tradicionales (la caza, la pesca, hablar mal del gobierno) y otras más recientes (manosear la iPad en público y hablar a voces por el móvil, más alto cuanto más privado sea el tema de conversación).


También, como le ocurre al cazador, a quien le falta envergadura en sus brazos para tasar el tamaño de la pieza y le faltan dedos para contar las puntas del animal abatido, así, al golfista aficionado le falta sistema métrico para referirse a la distancia alcanzada por su bola con el driver o no encuentra metáfora para dibujar lo bien que jugó el Hoyo 16.


Esta fiebre adictiva no alcanza, por supuesto, a los miembros de estirpes en las que jugar al golf es algo que se aprende simultáneamente a la hábito de succionar la tetina de un biberón, tratar con respeto a Ms. Whiterspoon que le atiende en su niñez, cepillarse el pelo, robar tabaco de la biblioteca de papá, hacerse en un instante un nudo de corbata (four in hand, por ejemplo) o combinar sin estridencias blazer, pantalones y camisa.

Sin embargo, después del desarrollismo y cosas parecidas, los hijos de los que han hecho fortuna en la City o en las granjas han empezado a llenar, junto con funcionarios y otros dignos representantes de las clases medias, los campos de golf y se vuelcan en esa afición con el fervor de un misionero jesuita del Cinquecento en las Indias Occidentales.

Al ser el golf una actividad que requiere un cierto dominio armónico de varias docenas de músculos, tendones y huesos, al principio no se le ve la gracia: es como el primer pitillo. Pero a poco que uno le de bien un par de veces la sensación placentera es tan intensa que uno se cree que sabe y repite. Y vuelve a repetir dejando atrás la partida de mus de los sábados y otras igualmente sanas costumbres.

El adicto al golf se distingue del simple mortal por las siguientes especificaciones técnicas.

1.- Siempre, mientras luce el sol, o está reunido o tiene una reunión inaplazable.

2.- Si es ordinariamente diestro, tendrá mas morena la mano de derecha que la izquierda, ya que ésta, que es la que sujeta el palo, suele ir protegida con el guante.

3.- Su propio rostro, incluso en invierno, tiene el tono de saludable bronceado de un surfista de Hawai. Yo mismo, en otra vida en una multinacional encontraba dificultades para explicar mi buen color a compañeros directivos franceses de lánguido rostro pálido.

4.- Puede ser sorprendido frente al espejo de un ascensor de unos Grandes Almacenes cuando se abre la puerta ante la atónita mirada de un grupo de señoras en la planta de Boutique, justo en el momento de ensayar sin palo ni bola un swing ante el espejo. También puede ser el espejo de cuerpo entero de un portal.

5.- Si ha sido parado a charlar por un amigo en plena calle, puede engañar a su interlocutor, pues mientras éste piensa que esa mirada que se pierde en el cielo infinito es signo de que se ha quedado reflexionando sobre el último argumento, lo cierto es que lo que su cabeza maneja son yardas y opciones de palo para encajar una bola, salvando el álamo de la esquina, en la terraza de la mansión de enfrente.

6.- Si es sábado y es requerido por la secretaria del presidente de la empresa en la que trabaja para que se persone en Presidencia “as soon as possible” le dirá que en un par de horas estará allí, omitiendo decir que ese es el tiempo en el que completará los hoyos restantes.

7.- Habrá tapizado el suelo de su despacho de moqueta verde (color opcional).

8.- Tiene polos de todos los tamaños (principalmente XXL), viseras y gorras de coloridos dudosos ganados en sorteos de torneos.

9.- No elije el automóvil por el diseño y su motorización, sino por el tamaño del portaequipajes. Al empezar el week end y antes que nada acomodará en él la bolsa de palos: luego todo lo demás, como maletas, sombrereros y otras trivialidades.

10.- En un radio de 15 km. desde la recepción del Hotel elegido como destino de vacaciones es seguro que hay media docenas de campos de golf.

En fin, les dejo que tengo una reunión inaplazable….


Fuente: José Ángel Dominguez - Hechos de hoy