viernes, 3 de febrero de 2012

Siete vidas tiene Daly




EL ESTADOUNIDENSE ES EL PRIMER LÍDER EN QATAR
  • Firma 67 golpes en su primera vuelta del año
  • "Lo peor es la arena que mascas: hubiera sido menos nocivo tener un cigarro en la boca toda la vuelta"
Dice un veterano del negocio, que el personal se equivoca cuando piensa que John Daly no ha ganado nada en el juego. Que él mismo lo cuenta. "Te llega y te dice: la gente está equivocada. Yo he ganado mucho dinero con el juego: 39 millones de dólares. Lo que pasa es que he perdido 52". El chisme sirve para radiografiar al personaje. Daly es un tipo de excesos.
La tienda del Doha Golf Club, el único campo de golf que hay en estos momentos en Qatar, está plagada de sus ropas histriónicas. Esta semana ofertaban que el comprador de una de esas prendas tendría la oportunidad de hacerse una foto con el doble ganador de grandes -PGA 1991 y British Open 1996- el jueves. Y, casualmente, aquel entusiasta que compró esos pantalones con rayas fucsias o amarillo limón tuvo ocasión de retratarse con el líder del Commercial Bank Qatar Masters.


A Daly, 45 años, pantalones de damero rojos y negros, se le ha dado por enterrado en un sinfín de ocasiones. Sus escándalos han sido sonoros. El último, cuando en el PGA de Australia, en noviembre, envió las siete bolas que tenía al lago y se retiró, lo que le costó una multa y que el torneo no vuelva invitarle. Ya no tiene caché para jugar en el PGA Tour, lo que le ha llevado a jugar más tiempo en Europa, donde los torneos aún hacen caso a un palmáres labrado en sus días de gloria.
El último estertor de su talento lo soltó en la jornada iniciática de Qatar, marcada por un viento huracanado que creo una espesa película de arena en la atmósfera. Situación extrema, sólo para valientes o inconscientes. O las dos cosas como Daly. "Llevaba cinco semanas y media sin tocar los palos y ha sido brutal", dijo tras su 67. "¿El día? Salvaje, parece que estás comiendo arena. El pelo, los ojos... llenos de tierra. Necesito un baño y una ducha".
El estadounidense rememoró los viejos tiempos del British que ganó en St. Andrews en 1995, "fueron cuatro días de un viento terrorífico", recordaba. "Aquí lo duro es la arena. Hubiera sido menos nocivo para mí tener un cigarro en la boca toda la vuelta".

Fuente: Marca.com