Javier Ballesteros Botín |
El primogénito del genial jugador cántabro muestra maneras muy parecidas a su padre y un juego exquisito
Seve Ballesteros intuyó en sus últimos dos años que su hijo mayor, Javier Ballesteros Botín (Santander, 1990), podía seguir sus pasos en el campo profesional, aunque, desgraciadamente, no lo verá. Pero su imagen, el 'swing' tan característico que nos dejó el genial jugador cántabro, ha renacido de la mano de su hijo primogénito, que demostró su calidad como jugador en el pasado Bankia Madrid Masters, donde compartió partido en el Pro-Am con el mismísimo número uno del mundo, el inglés Luke Donald. Y éste, que se perdió por edad las maravillas del campeón de Pedreña, quedó impresionado con el juego de su hijo. “Nunca tuve el placer de jugar con Seve pero ví mucho de él por televisión y con su hijo Javier, tenía la sensación de estar jugando con el mismo Ballestetos. Tiene los mismos gestos”, desveló Donald, que reconoció la habilidad de juego del chaval de 21 años, que actualmente, como amateur todavía, juega con handicap +1, que registran muchos profesionales.
Javier, hijo de Seve y de Carmen Botín, es el primogénito de los tres hijos que tuvieron juntos antes de separarse, además de Miguel, de 18 años y Carmen, la más jovencita, con 16. Aunque fue Javier el que siempre sintió debilidad por el juego y buscaba constantemente el consejo de su padre que, orgulloso, no dejó de enseñarle trucos con los palos hasta convertirse en un jugador de primer nivel con apenas 21 años cumplidos. “Siempre me decía que podía llegar lejos en el mundo del golf, pero viniendo de tu padre, tampoco puedes hacerle mucho caso”, explicaba el joven, que guarda un gran parecido físico con su padre y un 'swing' que ya firmarían jugadores del circuito. Su calidad con los palos nadie la pone en duda y ya ha pasado por la escuela de golf de la Residencia Blume, en Madrid, además de competir en varios encuentros internacionales por equipos. Como júnior, se proclamó campeón ante Portugal en los años 2005 y 2006 y su participación en más competiciones depende de los estudios, en lo que se encuentra centrado completamente. Jugar al golf le divierte aunque tiene muy claro que ahora mismo, lo más importante, son los estudios. Javier estudia tercero de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y no tiene pensado apartar los libros y las horas de estudio que requiere la carrera para plantearse el paso a profesional. “Me quedan dos años más para terminar la carrera y me siento muy a gusto completando mi preparación. El tema de convertirme en profesional es algo quizá intentaré cuando acabe la carrera y veremos qué ocurre”, asegura.
La presión por apellidarse Ballesteros no parece afectarle demasiado. Al contrario. Se siente orgulloso que todo el mundo vea la imagen de su padre cuando pasa el palo, siguiendo la bola en el horizonte. Aún le queda un largo camino por recorrer para convertirse en profesional, algo que quizá llegué más pronto que tarde. De momento, además de estudiar, sigue trabajando ju juego en el campo de prácticas junto al profesor Ángel Matallanas, que trata de corregirle algunos movimientos de su swing. Un alumno aplicado, que ya cuenta con muchos seguidores. Los mismos que tuvo su padre, claro.
Fuente: Sport